Adivina
adivinanza ¿de dónde venían el Quijote y Sancho Panza?
Unos mercaderes
toledanos van a comprar seda a Murcia y en el camino divisan un viejo loco con
una lanza que les está esperando a su paso.
El viejo loco había
salido al alba de ese mismo día desde Puerto Lapice para dirigirse a su aldea,
y tras alguna aventura sigue su camino “Y habiendo andado como
dos millas, descubrió don Quijote un grande tropel de gente, que, como después
se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia. Eran
seis, y venían con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres
mozos de mulas a pie.” ….” se afirmó bien en los estribos, apretó la
lanza, llegó la adarga al pecho, y, puesto en la mitad del camino, estuvo
esperando que aquellos caballeros andantes llegasen, que ya él por tales los
tenía y juzgaba; ”
Don Quijote
tiene a su espalda Puerto Lapice y los mercaderes Toledo.
Está claro que
han de encontrarse entre
Toledo y Puerto Lapice y, como después se verá cerca (unos 30 km) de la aldea
de donde partió y hacía donde se dirige el Quijote.



En esta zona al noroeste de Puerto Lapice se
encuentran tres poblaciones : Consuegra, Madridejos y Urda. Las dos primeras
tenían molinos de viento en aquella época y varias parroquias, por lo que no se
puede hablar del cura o del barbero de la aldea, sino de uno de los curas o
barberos.
Solamente nos queda Urda, aldea
pequeña entre las faldas de los últimos montes de Toledo, rodeada de
carrascales. En esta zona urda, urdilla o urdina es el nombre con que se
denomina una pocilga o zahurda. Y según el texto del Quijote ha de ser un lugar
famoso por tener las más gordas bellotas de la Mancha.
Además tenemos las siguientes pistas:
1ª) A don Quijote lo daba el sol en la cara
en su primera salida en un día de los calurosos del mes de julio dirigiéndose a
Puerto Lapice, eso indica una procedencia del oeste y a una distancia de unos 35
a 40 Km. Así en el Capítulo II vemos:
--Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba
hablando consigo mesmo y diciendo: «¿Quién duda sino que en los venideros
tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el
sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera
salida tan de mañana, desta manera?: 'Apenas había el rubicundo Apolo (el sol) tendido por
la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos
cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus harpadas lenguas
habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora,
que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones
del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso
caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su
famoso caballo Rocinante; y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo
de Montiel».
--con esto, caminaba tan despacio, y el sol entraba
tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si
algunos tuviera.
2ª) En la segunda salida, esta vez con Sancho Panza, recorre el mismo
camino, se encuentra con unos molinos de viento (los de Consuegra y Madridejos)
a unos 10 o 15 Km. del lugar de partida, pero para esto se necesita un pequeño
desvío hacia el norte (a unos dos Km.) cosa que explica diciendo que en ese
momento el sol les daba “a soslayo“ y no como en la primera (en la que al
hidalgo el sol le causaba “más pesadumbre“).
“Acerto
don Quixote a tomar la misma derrota y camino que el que el auia tomado en su primer viaje,
que fue por el campo de Montiel, por el qual caminaua con menos pesadumbre
que la vez passada, porque, por ser la hora de la mañana y herirles a
soslayo los rayos del sol, no les fatigauan.”(cap.VII Q1).
3ª) Cuando don Quijote llega molido a palos a su aldea tras su primera aventura pide al ama que mande llamar a la maga Urganda, que con sus famoso ungüentos curaba cualquier mal, y poco después el ama le dice que no se necesita a esa urgada, jugando con el nombre de la maga.
4ª) Todo un prólogo cuyo argumento oculto explica que como nadie le hace unos versos iniciales los tiene que hacer él mismo.
Sólo quisiera dártela
monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y
catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de
los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costó algún
trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación que vas
leyendo. Muchas veces tomé la pluma para escribille, y muchas la dejé, por no
saber lo que escribiría; y estando una suspenso, con el papel delante, la pluma
en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla, pensando lo que
diría, entró a deshora un amigo mío, gracioso y bien entendido, el cual,
viéndome tan imaginativo, me preguntó la causa, y, no encubriéndosela yo, le
dije que pensaba en el prólogo que había de hacer a la historia de don Quijote,…………
….También ha de
carecer mi libro de sonetos al principio, a lo menos de sonetos cuyos autores
sean duques, marqueses, condes, obispos, damas o poetas celebérrimos;
aunque, si yo los pidiese a dos o tres oficiales amigos, yo sé que me los
darían, y tales, que no les igualasen los de aquéllos que tienen más nombre en
nuestra España. En fin, señor y amigo mío -proseguí-, yo determino que el
señor don Quijote se quede sepultado en sus archivos en la Mancha, hasta que el
cielo depare quien le adorne de tantas cosas como le faltan;
Entonces el amigo le da la idea de hacerlos él mismo
-Lo primero en que
reparáis de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y
que sean de personajes graves y de título, se puede remediar en que vos
mesmo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y
poner el nombre que quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan de las Indias o al
Emperador de Trapisonda,
Y así lo acepta, él mismo hará los versos iniciales y de esa forma podrá
sacar a luz el libro de Don Quijote.
Con silencio grande
estuve escuchando lo que mi amigo me decía, y de tal manera se imprimieron
en mí sus razones que, sin ponerlas en disputa, las aprobé por buenas y de
ellas mismas quise hacer este prólogo, en el cual verás, lector suave, la
discreción de mi amigo, la buena ventura mía en hallar en tiempo tan necesitado
tal consejero, y el alivio tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas la
historia del famoso don Quijote de la Mancha
Los primeros y extraños versos que aparecen (son de pies cortados y muy
misteriosos) se titulan “Al libro de don Quijote, URganDA la desconocida, y ahí
se habla de unos “indiscreto hieroglíficos” y de no “fijarse en dibujos“. Pero
si se observa bien el dibujo que aparece en la “E” capital del comienzo de la
narración “En un lugar de la Mancha …” se puede resolver este curioso
jeroglífico del lugar ya que aparecen camufladas cuatro letras: U, R, D, A.
En los versos iniciales antes de la narración puede leerse:
No
indiscretos hieroglí-ficos
|
|||
Estampes
en el escu-do
|
|||
Que
cuando es todo figu-ra
|
,
|
||
Con ruines puntos se
envi-da








E capitular del
capítulo 1 (es de observar la tipografía de la «u» con el rabo derecho vertical
curvado al final hacia la izquierda, al igual que en la 1ª imagen, y a su
izquierda una «V»)

Pero además, la posibilidad de llegar a dar una pista sobre el nombre del
lugar se puede producir según la interpretación que se dé a los extraños y
enigmáticos primeros versos que aparecen:
![]() |
5ª) En la segunda parte del libro, una vez derrotado en Barcelona y de
regreso a la aldea, pide permiso al Duque para continuar camino ya que
es más propio de vencidos caballeros habitar en una Çaurda que no en
reales palacios.

6ª) En su último libro (Persiles) desde el Quintanar llegan a un pueblo “de cuyo nombre no me acuerdo (así, en presente de indicativo)” tras una curiosa introducción a esta parte y donde se cuenta que hay dos alcaldes y uno de ellos ha estado cautivo en Argel. Urda tenía dos alcaldes en aquella época pero además los nombres de dos regidores, Berrueco y Crespo, se corresponden con los pocos nombres que Cervantes asocia con el lugar de la Mancha en el Quijote. El apellido Cervantes también se corresponde con el de uno de los dos alcaldes que había en Urda en aquella época y fueron muchísimos los alcaldes de Urda con ese apellido, así como hay algún Crespo. Veamos parte de la lista de alcaldes de la época:

7ª) Urda perteneció a Alcázar de San Juan y éste a Montiel, lo que también
coincide con lo que se dice en el Quijote, que al salir de su aldea hacia P.
Lapice se encontraba en el Campo de Montiel o en sus contornos. Entonces se
podría decir que no mentía Cervantes, porque los campos de Montiel comenzaban
en los mismos términos municipales de Alcázar de San Juan, y conociendo como
conocemos, que este comprendía el lugar del hidalgo, nada se contrapone
geográficamente con la aseveración de lo novelado por Cervantes. Para más
coincidencias tiene una cuestecita que subir y luego bajar para llegar a él
desde Barcelona, tal y como se afirma en la última llegada, y además está
rodeado de hermosas carrascas que podrían corresponderse con las mejores
bellotas de la Mancha que según le habían asegurado a la duquesa eran famosas
las de allí por su tamaño.

8ª) Adivinanzas.
El primen enigma literario que podemos observar en la
obra de Cervantes aparece ya en su primer libro, la Primera parte de la Galatea
(1585), donde (en su Sexto y último libro) y ya acercándose a sus páginas
finales se plantean entre los pastores ocho preguntas (adivinanzas) que han de
ser formuladas y resueltas en orden, se llama jugar a preguntas y respuestas, o
a qué es cosa y cosa o, entre los niños, a qué es cosi-cosi. La quinta de ellas
tiene gracia porque la respuesta es la propia respuesta (la solución de la
adivinanza es la propia adivinanza), es así:
Elicio
Es muy escura y es clara;
tiene mil contrariedades:
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Es muy escura y es clara;
tiene mil contrariedades:
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Nasce,
a veces, de donaire,
otras, de altas fantasías,
y suele engendrar porfías
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tiene dueños
de diferente manera.
No hay vieja que no se abrace
con una destas señoras;
son de gusto algunas horas:
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
cuanto más sobre ello velan.
Cuál es nescia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intricada,
pero sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
otras, de altas fantasías,
y suele engendrar porfías
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tiene dueños
de diferente manera.
No hay vieja que no se abrace
con una destas señoras;
son de gusto algunas horas:
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
cuanto más sobre ello velan.
Cuál es nescia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intricada,
pero sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
Y en la última pregunta un acontecimiento dramático
pastoril impide dar la solución que parece quedar como para más adelante y
finalmente es olvidada o relegada para la siguiente entrega (la segunda parte
de la Galatea, prometida hasta el final de los días del autor y jamás
publicada) y en definitiva nos quedamos sin saber la solución. Se trata pues de
un juego muy completo de adivinanzas y con sus intríngulis y todo. Este hecho
ha sido poco o nada señalado y menos comentado y como consecuencia de esto
nadie en 429 años nos ha podido proporcionar la solución.
“GALATEA
Tres hijos que de vna madre
nascieron con ser perfecto,
y
de vn hermano era nieto
el
vno, y el otro padre;
y
estos tres tan sin clemencia
a
su madre ma[l]tratauan,
que
mil puñadas la dauan,
mostrando
en ello su sciencia.
Considerando estaua Blanca lo que podia significar la
enigma de Galatea, quando vieron atrauessar corriendo, por junto al lugar donde
estauan, dos gallardos pastores, mostrando en la furia con que corrian que
alguna cosa de importancia les forçaua a mouer los passos con tanta ligereza, y
luego …” .
Y luego, desde aquí hasta el final de La Galatea se
olvida el asunto de la respuesta y solución a los tres hijos tan perfectamente
crueles con su madre y que a la vez se mostraban tan científicos dándola mil
puñadas, así la solución de esta adivinanza no se da. Comentado este hecho a la
muy sagaz filóloga y erudita Encarna Rodríguez Bermúdez al poco tiempo me
escribió que la respuesta acertada era la mano. Los nudillos de la mano
aporrean las puertas, las narices, lo que haga falta, y normalmente son los de
los tres dedos centrales, los cuales presentan una cierta perfección en su
aspecto y parecen ser hermanos. Así de cualquiera de ellos podía ser nieto el
uno (el meñique) y el otro (el pulgar) era padre. Así pues tenemos a los
cinco dedos y a la madre (la mano), a la que dan mil puñadas mostrando en
ello su ciencia.
En todo caso queda clara la afición de Cervantes por las adivinanzas y, a
su vez, su regusto por no dar la solución y dejársela al lector. Se pasó el
resto de su vida literaria diciendo que le gustaría escribir la segunda parte
de la Galatea, pero nunca llegó a hacerlo.
No quiero extenderme más en muchas cuestiones interesantes pero complejas
de explicar, así que por ser breve aquí finaliza esta historia.
Esperando haber despertado su atención, un saludo,
Fernando Álvarez Junco