viernes, 15 de septiembre de 2017

Adivina adivinanza ¿de dónde venían el Quijote y Sancho Panza?

Adivina adivinanza ¿de dónde venían el Quijote y Sancho Panza?

Unos mercaderes toledanos van a comprar seda a Murcia y en el camino divisan un viejo loco con una lanza que les está esperando a su paso.
El viejo loco había salido al alba de ese mismo día desde Puerto Lapice para dirigirse a su aldea, y tras alguna aventura sigue su camino “Y habiendo andado como dos millas, descubrió don Quijote un grande tropel de gente, que, como después se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia. Eran seis, y venían con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres mozos de mulas a pie.” ….”  se afirmó bien en los estribos, apretó la lanza, llegó la adarga al pecho, y, puesto en la mitad del camino, estuvo esperando que aquellos caballeros andantes llegasen, que ya él por tales los tenía y juzgaba; ”

Don Quijote tiene a su espalda Puerto Lapice y los mercaderes Toledo.
Está claro que han de encontrarse entre Toledo y Puerto Lapice y, como después se verá cerca (unos 30 km) de la aldea de donde partió y hacía donde se dirige el Quijote.




En esta zona al noroeste de Puerto Lapice se encuentran tres poblaciones : Consuegra, Madridejos y Urda. Las dos primeras tenían molinos de viento en aquella época y varias parroquias, por lo que no se puede hablar del cura o del barbero de la aldea, sino de uno de los curas o barberos.

Solamente nos queda Urda, aldea pequeña entre las faldas de los últimos montes de Toledo, rodeada de carrascales. En esta zona urda, urdilla o urdina es el nombre con que se denomina una pocilga o zahurda. Y según el texto del Quijote ha de ser un lugar famoso por tener las más gordas bellotas de la Mancha.


Además tenemos las siguientes pistas:

1ª) A don Quijote lo daba el sol en la cara en su primera salida en un día de los calurosos del mes de julio dirigiéndose a Puerto Lapice, eso indica una procedencia del oeste y a una distancia de unos 35 a 40 Km. Así en el Capítulo II vemos:

--Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba hablando consigo mesmo y diciendo: «¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, desta manera?: 'Apenas había el rubicundo Apolo (el sol) tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus harpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante; y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel». 

 --con esto, caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera.


2ª) En la segunda salida, esta vez con Sancho Panza, recorre el mismo camino, se encuentra con unos molinos de viento (los de Consuegra y Madridejos) a unos 10 o 15 Km. del lugar de partida, pero para esto se necesita un pequeño desvío hacia el norte (a unos dos Km.) cosa que explica diciendo que en ese momento el sol les daba “a soslayo“ y no como en la primera (en la que al hidalgo el sol le causaba “más pesadumbre“).
           
“Acerto don Quixote a tomar la misma derrota y camino que el que el auia tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el qual caminaua con menos pesadumbre que la vez passada, porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigauan.”(cap.VII Q1).

3ª) Cuando don Quijote llega molido a palos a su aldea tras su primera aventura pide al ama que mande llamar a la maga Urganda, que con sus famoso ungüentos curaba cualquier mal, y poco después el ama le dice que no se necesita a esa urgada, jugando con el nombre de la maga.

4ª) Todo un prólogo cuyo argumento oculto explica que como nadie le hace unos versos iniciales los tiene que hacer él mismo.

Sólo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costó algún trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación que vas leyendo. Muchas veces tomé la pluma para escribille, y muchas la dejé, por no saber lo que escribiría; y estando una suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla, pensando lo que diría, entró a deshora un amigo mío, gracioso y bien entendido, el cual, viéndome tan imaginativo, me preguntó la causa, y, no encubriéndosela yo, le dije que pensaba en el prólogo que había de hacer a la historia de don Quijote,…………

….También ha de carecer mi libro de sonetos al principio, a lo menos de sonetos cuyos autores sean duques, marqueses, condes, obispos, damas o poetas celebérrimos; aunque, si yo los pidiese a dos o tres oficiales amigos, yo sé que me los darían, y tales, que no les igualasen los de aquéllos que tienen más nombre en nuestra España. En fin, señor y amigo mío -proseguí-, yo determino que el señor don Quijote se quede sepultado en sus archivos en la Mancha, hasta que el cielo depare quien le adorne de tantas cosas como le faltan;

Entonces el amigo le da la idea de hacerlos él mismo

-Lo primero en que reparáis de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personajes graves y de título, se puede remediar en que vos mesmo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y poner el nombre que quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda,

Y así lo acepta, él mismo hará los versos iniciales y de esa forma podrá sacar a luz el libro de Don Quijote.

Con silencio grande estuve escuchando lo que mi amigo me decía, y de tal manera se imprimieron en mí sus razones que, sin ponerlas en disputa, las aprobé por buenas y de ellas mismas quise hacer este prólogo, en el cual verás, lector suave, la discreción de mi amigo, la buena ventura mía en hallar en tiempo tan necesitado tal consejero, y el alivio tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas la historia del famoso don Quijote de la Mancha

Los primeros y extraños versos que aparecen (son de pies cortados y muy misteriosos) se titulan “Al libro de don Quijote, URganDA la desconocida, y ahí se habla de unos “indiscreto hieroglíficos” y de no “fijarse en dibujos“. Pero si se observa bien el dibujo que aparece en la “E” capital del comienzo de la narración “En un lugar de la Mancha …” se puede resolver este curioso jeroglífico del lugar ya que aparecen camufladas cuatro letras: U, R, D, A.

En los versos iniciales antes de la narración puede leerse:

                            No indiscretos hieroglí-ficos
                            Estampes en el escu-do
                            Que cuando es todo figu-ra
,
                                    Con ruines puntos se envi-da









E capitular del capítulo 1 (es de observar la tipografía de la «u» con el rabo derecho vertical curvado al final hacia la izquierda, al igual que en la 1ª imagen, y a su izquierda una «V»)
Pero además, la posibilidad de llegar a dar una pista sobre el nombre del lugar se puede producir según la interpretación que se dé a los extraños y enigmáticos primeros versos que aparecen:

5ª) En la segunda parte del libro, una vez derrotado en Barcelona y de regreso a la aldea, pide permiso al Duque para continuar camino ya que es más propio de vencidos caballeros habitar en una Çaurda que no en reales palacios.



6ª) En su último libro (Persiles) desde el Quintanar llegan a un pueblo “de cuyo nombre no me acuerdo (así, en presente de indicativo)” tras una curiosa introducción a esta parte y donde se cuenta que hay dos alcaldes y uno de ellos ha estado cautivo en Argel. Urda tenía dos alcaldes en aquella época pero además los nombres de dos regidores, Berrueco y Crespo, se corresponden con los pocos nombres que Cervantes asocia con el lugar de la Mancha en el Quijote. El apellido Cervantes también se corresponde con el de uno de los dos alcaldes que había en Urda en aquella época y fueron muchísimos los alcaldes de Urda con ese apellido, así como hay algún Crespo. Veamos parte de la lista de alcaldes de la época:


7ª) Urda perteneció a Alcázar de San Juan y éste a Montiel, lo que también coincide con lo que se dice en el Quijote, que al salir de su aldea hacia P. Lapice se encontraba en el Campo de Montiel o en sus contornos. Entonces se podría decir que no mentía Cervantes, porque los campos de Montiel comenzaban en los mismos términos municipales de Alcázar de San Juan, y conociendo como conocemos, que este comprendía el lugar del hidalgo, nada se contrapone geográficamente con la aseveración de lo novelado por Cervantes. Para más coincidencias tiene una cuestecita que subir y luego bajar para llegar a él desde Barcelona, tal y como se afirma en la última llegada, y además está rodeado de hermosas carrascas que podrían corresponderse con las mejores bellotas de la Mancha que según le habían asegurado a la duquesa eran famosas las de allí por su tamaño. 



8ª) Adivinanzas.

El primen enigma literario que podemos observar en la obra de Cervantes aparece ya en su primer libro, la Primera parte de la Galatea (1585), donde (en su Sexto y último libro) y ya acercándose a sus páginas finales se plantean entre los pastores ocho preguntas (adivinanzas) que han de ser formuladas y resueltas en orden, se llama jugar a preguntas y respuestas, o a qué es cosa y cosa o, entre los niños, a qué es cosi-cosi. La quinta de ellas tiene gracia porque la respuesta es la propia respuesta (la solución de la adivinanza es la propia adivinanza), es así:
Elicio 
Es muy escura y es clara;
tiene mil contrariedades:
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Nasce, a veces, de donaire,
otras, de altas fantasías,
y suele engendrar porfías
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tiene dueños
de diferente manera.
No hay vieja que no se abrace
con una destas señoras;
son de gusto algunas horas:
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
cuanto más sobre ello velan.
Cuál es nescia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intricada,
pero sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
Y en la última pregunta un acontecimiento dramático pastoril impide dar la solución que parece quedar como para más adelante y finalmente es olvidada o relegada para la siguiente entrega (la segunda parte de la Galatea, prometida hasta el final de los días del autor y jamás publicada) y en definitiva nos quedamos sin saber la solución. Se trata pues de un juego muy completo de adivinanzas y con sus intríngulis y todo. Este hecho ha sido poco o nada señalado y menos comentado y como consecuencia de esto nadie en 429 años nos ha podido proporcionar la solución.
“GALATEA

Tres hijos que de vna madre
 nascieron con ser perfecto,
y de vn hermano era nieto
el vno, y el otro padre;
y estos tres tan sin clemencia
a su madre ma[l]tratauan,
que mil puñadas la dauan,
mostrando en ello su sciencia.

Considerando estaua Blanca lo que podia significar la enigma de Galatea, quando vieron atrauessar corriendo, por junto al lugar donde estauan, dos gallardos pastores, mostrando en la furia con que corrian que alguna cosa de importancia les forçaua a mouer los passos con tanta ligereza, y luego …” .
Y luego, desde aquí hasta el final de La Galatea se olvida el asunto de la respuesta y solución a los tres hijos tan perfectamente crueles con su madre y que a la vez se mostraban tan científicos dándola mil puñadas, así la solución de esta adivinanza no se da. Comentado este hecho a la muy sagaz filóloga y erudita Encarna Rodríguez Bermúdez al poco tiempo me escribió que la respuesta acertada era la mano. Los nudillos de la mano aporrean las puertas, las narices, lo que haga falta, y normalmente son los de los tres dedos centrales, los cuales presentan una cierta perfección en su aspecto y parecen ser hermanos. Así de cualquiera de ellos podía ser nieto el uno (el meñique) y el otro (el pulgar) era padre. Así pues tenemos a los cinco dedos y a la madre (la mano), a la que dan mil puñadas mostrando en ello su ciencia.
En todo caso queda clara la afición de Cervantes por las adivinanzas y, a su vez, su regusto por no dar la solución y dejársela al lector. Se pasó el resto de su vida literaria diciendo que le gustaría escribir la segunda parte de la Galatea, pero nunca llegó a hacerlo.

No quiero extenderme más en muchas cuestiones interesantes pero complejas de explicar, así que por ser breve aquí finaliza esta historia.
Esperando haber despertado su atención, un saludo,


Fernando Álvarez Junco

domingo, 29 de julio de 2012

Escrito con la zurda. CAP XIII


CAP. XIII . EN EL QUE SE REFIERE LA HISTORIA DE LA HIJA MORA DE UN RAJÁ EN ROMA CON UN RAMO EN EL PISO DE ENCIMA, MIENTRAS  DOS PASTORES CHUPAN DULCE A DESHORAS CON CATALINA DE MEDICIS QUE RECORTA POESÍAS CON UNAS TIJERAS DE TRISTÁN.



            Permanecía aún fresca en mi memoria la lectura que había hecho del “Curso de lingüística” de Saussure, para descubrir, al final, que lo que estaba buscando era una historia de un huevo de pato empollado por una gallina, o, lo que es lo mismo, la posibilidad de una lengua universal estable en el tiempo. Pero ese es otra historia y si quieren saber más sobre lo que me interesaba tanto que me llevó a un libro de José Sazbon (“Saussure y los fundamentos de la lingüística“) sobre este curso, a su lectura me remito, que si les place como a mí será mucho deleite el que obtengan.
            Lo que importa ahora es que me llamó la atención su teoría de la lineabilidad, el 2º de sus principios: el carácter lineal del significado. Éste nos dice que por ser de naturaleza auditiva, el significante se desarrolla únicamente en el tiempo y toma los caracteres de este: a) representa una extensión y b) esa extensión se mide en una sola dimensión (es una línea). Comenta que es tan evidente y simple que nadie ha enunciado este principio, siendo sin embargo fundamental y derivando todo el mecanismo de la lengua de él. En la escritura se sustituye la sucesión en el tiempo por la línea espacial de los signos gráficos.
            Entiendo que cuando Saussure habla de la línea espacial se está refiriendo a la línea longitudinal, pues sólo hay una dimensión, lineal ésta, y aplicada a la naturaleza auditiva, en efecto, sólo puede penetrar en la franja que divide el pasado del futuro, esto es, en la muy delgada línea del presente, donde letra a letra, silaba a silaba y palabra a palabra van ordenándose de tal forma en esa línea que el que oye recibe esas letras y ese orden de la manera precisa que el que habla sabe que le va a oír y entender. La naturaleza auditiva recibe la línea del presente letra sobre letra hasta componer silabas, palabras y frases. El emisor también lanza oralmente una línea de forma obligatoria, si es que quiere hacerse entender.
            El problema está en la escritura donde aparentemente también está todo conformado por una línea, pero qué es lo que pasa si bajo las palabras se esconden otras palabras. Así si escribimos ROMA aparentemente es el nombre de una ciudad, pero leído al revés se oculta la palabra AMOR, y si recombinamos el orden de las letras puede aparecer MORA o RAMO. Así por lo menos hay tres palabras más escondidas en lo que en principio parecía una. Y lo mismo puede suceder con las frases. Aquí el principio de lineabilidad parece que puede romperse, siempre, claro esta, que no se respete el orden de emisión de las letras.
            Se trata, pues, del viejo juego de palabras de “no es lo mismo se avecina la tormenta que se atormenta la vecina” o “no es lo mismo dos tazas de té que dos tetazas” o “no es lo mismo la hija del raja que la raja de la hija” o “Catalina de Médicis que… qué me dicis Catalina”, o el famoso “no es lo mismo tejidos y novedades en el piso de encima… qué te jodes y no ves nada y encima te pisan”. Es pues un juego de niños con palabras donde se pueden cambiar el orden de estas, o sus silabas o las letras. Muchos años hace que oí el conocido chiste de ¿Cómo se dice en suahili: desafortunado en el juego, afortunado en amores? … pues: bingo chungo, chocho chachi, o también se puede decir: bingo chachi, chocho chungo, si es que queremos decir afortunado en el juego, desafortunado en amores.
            Vemos que estos juegos comienzan diciendo que “no es lo mismo…”, porque su sentido puede cambiar por completo dependiendo de el orden de letras, silabas o palabras. Pero en un anagrama perfecto, que los anteriores no todos lo eran, la cosa cambia, pues verdaderamente se pueden esconder palabras o  frases en otras palabras o frases, con lo cual estaríamos diciendo más de una cosa en una línea, escondiéndose entre los renglones algo que aparentemente no se ve de forma lineal. El orden de las letras puede proporcionar más de una sentido, doy ideas para una posible aplicación en telecomunicaciones, con una sola línea se pueden tener varias comunicaciones con el ahorro consiguiente, aunque sería un problema si, como a Menard, te salen varias frases y no sabes cual es la verdadera o la que te corresponde.
            Así pues tenemos en el anagrama la posibilidad de esconder y encontrar cosas ocultas, sea esa la intención del autor de la palabra o frase o no. Algo sencillo, por ejemplo, quién le iba a decir a Garcilaso de la Vega que tras su precioso verso “El dulce lamentar de dos pastores…” se esconde “El dulce lamen tarde dos pastores…”, que no sólo es exactamente o técnicamente un anagrama, que también lo es, sino que Marius Serra nos aclara en su libro que se trata más bien de una “disociación”. Quién va a pensar que detrás de Barcelona se oculta “Bar el  Cano”, o “él no cabrá”, o “era blanco”, o “bean claro”, con alguna faltilla de ortografía, que la última sería anafonía más que anagrama.
            Por tanto la lineabilidad queda rota en el momento que decidimos recolocar el orden de las palabras, eso si, colocándolas otra vez de forma lineal, pues no nos podemos zafar de ese 2º principio de Saussare de ninguna forma, si es que nos queremos entender. A este respecto es gracioso un método para hacer poesías que se le ocurrió a Tristán Tzara, lean cómo:
                                              
                                   Tomad un periódico.
                                   Tomad unas tijeras.
                                   Elegid en el periódico un artículo que tenga
                                   la longitud que queráis dar a vuestro poema
                                   Recortad el artículo.
                                   Recortad con todo cuidado cada palabra de las
                                   que formen tal artículo y ponedlas en un saquito.
                                   Agitad dulcemente.
                                   Sacad las palabras una detrás de otra,
                                   colocándolas en el orden en que las habéis sacado.
                                   Copiadlas concienzudamente.
                                   El poema está hecho.
                                   Ya os habéis convertido en un escritor
                                   infinitamente original y dotado de
                                   una sensibilidad encantadora.
                                                
            Este ejemplo lo descubrí en “Verbalia”, libro divertido y encantador a más no poder. Y viene de perlas aquí para explicar los anagramas, pues escrita letra a letra cada una de las palabras que integran una frase si recortamos todas esas letras y las metemos en un saquito y cual sonajero lo agitamos, sacadas otra vez a la palestra podremos ordenarlas de forma que ocupen puestos diferentes. Mientras están en el saco son neutrales pero una vez fuera, si llegan a conformar otra frase, cobran un valor y una utilidad distinta de la que disfrutaban en la frase originaría. Una conversación de dos locos sobre el teatro de la vida podría rematar la comprensión de este fenómeno:

…dime, no has visto tu representar alguna comedia, adonde se introduzen Reyes, Emperadores y Pontifices, Caualleros, Damas y otros diuersos personages. Vno haze el rufian, otro el embustero, este el mercader, aquel el soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado simple. Y, acabada la comedia, y desnudandose de los vestidos della, quedan todos los recitantes yguales? Si he visto, respondio Sancho. Pues lo mesmo, dixo don Quixote, acontece en la comedia y trato deste mundo, donde vnos hazen los Emperadores, otros los Pontifices, y finalmente, todas cuantas figuras se pueden introduzir en vna comedia: pero en llegando al fin, que es quando se acaba la vida, a todos les quita la muerte las ropas que los diferenciauan, y quedan yguales en la sepultura. Braua comparacion, dixo Sancho, aunque no tan nueua, que yo no la aya oydo muchas y diuersas vezes, como aquella del juego del axedrez, que mientras dura el juego, cada pieça tiene su particular oficio, y en acabandose el juego, todas se mezclan, juntan, y barajan, y dan con ellas en vna bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
Cada dia, Sancho, dixo don Quixote, te vas haziendo menos simple y mas discreto.

            Así las letras ocupan un particular oficio distinto en cada palabra y estas al formar una palabra en una oración o frase se transforman en sintagmas, con un valor diferente si las cambiamos de posición y las meneamos como Pierre en sus juegos, cambiando el sentido y dando una vuelta a la expresión del conjunto. La bandeja se transforma entonces en una especie de tablero de ajedrez donde mover una letra o palabra es lo mismo que hacer una jugada, y encontrar una vuelta perfecta sería dar una jaque mate. No debemos olvidarnos de los signos de puntuación tratando de los estudios de un erudito puntilloso en extremo como Menard, que se jacta en una de sus notas de haber compuesto una lista manuscrita de versos que deben su eficacia a la puntuación. 
            Pero puestos a comentar obras que puedan afectar a la comprensión de este grave caso e importante asunto no he hablado todavía de otro libro que se anuncia, aún en preparación, que yo lo espero, de un tal Cózar, curioso apellido que comprenderán que me llame la atención, y que se trata de un estudio gigantesco y muy completo sobre Manierismo literario, del que ya se pueden disfrutar de algunos anticipos, y que me ha proporcionado también miles de ejemplos magníficos, demasiados, de formas difíciles y una cantidad increíble de datos, que agradezco.
            Como conclusión a todo este “intersit” sobre el tema principal que me ocupa, cual es la presentación y primeros análisis de la documentación de Pierre Menard, y que me ha llevado a un pequeño estudio de los juegos de palabras, entre ellos las adivinanzas y los anagramas, he de decir que tengo que dar la razón totalmente a éste cuando afirma que la época de Cervantes, el Siglo de Oro, es una época dorada de los juegos de palabras entre otras muchas cosas. Se puede afirmar con él que había una fiebre lúdica literaria enorme, y todos los grandes escritores rendían la debida pleitesía a estos juegos, de moda por entonces. Era el cultivo de lo que Cózar llama “las formas difíciles”, una pasión durante lo siglos XVI y XVII, su gran momento en todos los países e idiomas. Es importante destacar que no sólo Cervantes las practica, sino también grandes escritores como Garcilaso, Lope de Vega, Liñan de Riaza, Avellaneda (sea quien fuere), Quevedo, Góngora, Calderón, etc.
            Todo esto no quiere decir, en absoluto, ni que el lencero portugués sea de Cervantes, ni que éste pretendiera hacer una adivinanza con su “… de cuyo nombre no quiero acordarme,…”. Esto lo quiero dejar muy claro, pues una cosa es lo que Menard piensa y otra muy distinta lo que pueda pensar yo. Debo adoptar una posición muy crítica con respecto a sus hipótesis, ya que no las considero probadas en absoluto, además de resultarme poco serias. Sin dejar de reconocer que sus fundamentos están bien basados, y que la ilusión, con su riesgo y todo, tiene mejor aspecto que la de Saussure, por su rigor, su cuadre matemático, su aspecto lúdico adivinatorio, y la seriedad de su método, todo ello tiene mucho más valor que la locura transitoria del ginebrino.
            Pero para esto hay que aportar pruebas científicas irrefutables, y éstas no han aparecido en absoluto. El hecho de haber descubierto una afición, moda, o como se le quiera llamar, en la época de este autor, es solamente un dato de interés que apoya pero no confirma lo que dice Menard. El hecho de que el mismo autor en su anterior y primera obra publicada, La Galatea, haga unas cuantas adivinanzas interesantes, no obliga a pensar que en la siguiente obra vaya a hacer algo parecido.       
            Todo, pues, se queda en una hipótesis no confirmada sino sólo expuesta, y por mi parte trato de encontrar alguna pista que me aporte este estudioso francés, o bien algo que se le escapara o no interpretara correctamente. Lo cual puedo decir con tristeza que aún no se ha producido, y por el camino que veo que lleva dudo que consiga extraer algo positivo de todo este análisis. Aún así tengo que reconocer la originalidad de su locura, de su obsesión, y por ello debo seguir escudriñando sus cuadernos, sus notas, y la evolución de toda su argumentación, al objeto de que no se me escape algún aspecto o razonamiento que pudiera tener interés para los Anales de la Mancha, pozo inagotable de datos al que unos pocos más, por muy curiosos y alocados que sean, creo que no han de molestar. 

CANCIÓN TRISTE DEL PIRATA HILL&POLLA$


CANCIÓN TRISTE DEL PIRATA HILL&POLLA$
  
Con cien ladrones por banca
viento en proa y a dos velas
recorta mal y no cuela
un huido bergantín

Torpe, pésimo, rajao
con un contable risitas
y un ecónomo pelao
hacen ajustes de cuentas 

No hay oro dice Montoro
con las tijeras en ristre
y una prima de alto riesgo
al capitán Caratriste

Que mi banco es mi tesoro
mi único fin recortar
mi ley, mentir, decir Diego
donde dije ahí ¡jamás!

Mientras tanto en las bodegas
andan muy poco contentos       
los pañoles y pañolas
menos Botín, todos ellos

Caratriste desespera
pues no le llega el rescate
que todos llaman tomate
del uno al otro Berlín.


mikis y cia

lunes, 8 de diciembre de 2008

Tres enigmas y un divertimento

Ocioso lector, en los remotos tiempos de Cervantes no había cine, ni tele, ni radio, ni periódicos, ni revistas, ni Internet, la gente te aburría y sólo podía acudir a la plaza pública o ir a tertulias a ver que se cocía, allí se contaban comidillas, cuentos, historias, juegos de palabras, y el arte de hablar y narrar era más decisivo en una reunión, donde había repentizadotes de un poema escuchado una sola primera vez, grandes memoristas, entonadores magníficos y circulaban mil historias a través de charlatanes, vendedores ambulantes, afiladores, lenceros, barberos. En las fiestas y los concursos en aquella época se ponían cartones en las paredes de los ayuntamientos con enigmas o jeroglíficos, adivinanzas y otras mil formas de pasatiempos, siendo conocido que al anochecer había que retirarlas de los tablones del consistorio y meterlas dentro, hay descripciones de cómo la gente se las llevaba si no robándolas, .
El siglo de oro tiene muchos ejemplos de este tipo de manierismo literario donde muchos autores cultivaron estas formas difíciles, y uno de ellos, Cervantes, lo practicó desde su primer libro dejándonos algunas adivinanzas y enigmas en sus obras. De los cuales hay por lo menos tres sin resolver hasta hoy: 1º) una pregunta que Galatea hace a otro pastor es lo primero que hay que adivinar, 2º) en su siguiente libro, 20 años después, la primera parte del Quijote, comienza con una frase sospechosa de contener una adivinanza, el lugar olvidado de decir, y cuya solución es el nombre del lugar de la Mancha (si no lo son todos los pueblos de la Mancha a la vez y la adivinanza en realidad no existe) y 3º) en la 2ª parte del Quijote vemos aparecer otro enigma, la identidad de Avellaneda (aquí sí, alguien tuvo que ser) que también ha hecho correr ríos de tinta. Veámoslos con más atención uno a uno:

1º) enigma : Tres hijos que de vna madre

En la Primera parte de la Galatea (1585) y ya acercándose a sus páginas finales se plantean entre los pastores ocho preguntas (adivinazas) que han de ser formuladas y resueltas en orden, se llama jugar a preguntas y respuestas, o a qué es cosa y cosa o, entre los niños, a qué es cosi-cosi. La quinta de ellas tiene gracia y es interesante, es así:
Elicio
Es muy escura y es clara;
tiene mil contrariedades:
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Nasce, a veces, de donaire,
otras, de altas fantasías,
y suele engendrar porfías
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tiene dueños
de diferente manera.
No hay vieja que no se abrace
con una destas señoras;
son de gusto algunas horas:
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
cuanto más sobre ello velan.
Cuál es nescia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intricada,
pero sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
La respuesta es la propia respuesta (la solución de la adivinanza es la propia adivinanza) rizando el rizo al misterio a adivinar.
Pero en la octava y última adivinanza un acontecimiento dramático pastoril impide dar la solución que parece quedar como para más adelante y finalmente es olvidada o relegada para la siguiente entrega a modo de “continuará“ (en la segunda parte de la Galatea, prometida hasta el final de los días del autor y jamás publicada) y en definitiva nos quedamos sin saber la solución. Se trata pues de un juego muy completo de ocho adivinanzas y siete soluciones más un intríngulis por resolver.
Este hecho ha sido poco o nada señalado y menos comentado y como consecuencia de esto nadie en 429 años nos ha podido proporcionar la solución. Así esta adivinanza olvidada por todos de resolver ha pasado desapercibida al gran público y a los escudriñadores cervantistas más detallistas y avizores. Ésta octava y última de las adivinanzas es así:
GALATEA
Tres hijos que de vna madre
nascieron con ser perfecto,
y de vn hermano era nieto
el vno, y el otro padre;
y estos tres tan sin clemencia
a su madre ma[l]tratauan,
que mil puñadas la dauan,
mostrando en ello su sciencia.
Considerando estaua Blanca lo que podia significar la enigma de Galatea, quando vieron atrauessar corriendo, por junto al lugar donde estauan, dos gallardos pastores, mostrando en la furia con que corrian que alguna cosa de importancia les forçaua a mouer los passos con tanta ligereza, y luego …” .
Y luego, desde aquí hasta el final, se olvida el asunto de los tres hijos tan perfectamente crueles con su madre y que a la vez se mostraban tan científicos dándola mil puñadas.
Comentado este hecho a la muy sagaz filóloga y erudita en temas cervantinos Encarna Rodríguez Bermúdez, retirada a su Galicia para escribir una importante tesis sobre “El artista y las disciplinas del afuera: magia, divinidad e irracionalidad”, estuvo mágica y divina pero no así irracional al contestarme poco tiempo después que la respuesta acertada era “la mano” y me lo dijo como si nada teniendo en cuenta que me había estado desgañitando durante tres años con la solución de este caso.
La mano da puñadas, aporrea las narices, llama a las puertas normalmente con los nudillos de sus tres dedos centrales, que presentan una cierta perfección en su aspecto y parecen ser hermanos, así de cualquiera de ellos era nieto el uno (el meñique) y el otro (el pulgar) era padre. Así tenemos a los cinco dedos y a la madre (la mano), a la que le dan mil y más puñadas mostrando en ello su ciencia.

2º) enigma : URganDA la desconocida

El segundo enigma, el lugar de la Mancha, ha sido hoy día definitivamente identificado, aunque de forma extraordinariamente acientífica, muy discutible y por demostrar, y con argumentos colgados en trémulos alfileres, por el erudito historiador galo Pierre Menard, según los análisis realizados sobre documentación suya recientemente aparecida, aun inédita, y que se pretende presentar poco a poco, con la cautela y la parsimonia debida, por todo ello deberán los lectores diferenciar qué parte es seria y rigurosa en sus estudios y que parte es puro divertimento y por tanto fuera del academicismo debido y del rigor requerido.
La tesis de Menard es que se trata de un pueblo nunca sospechoso ni citado por nadie, en la dirección opuesta a donde todo el mundo pensaba (excepto A. Blázquez, que se inclina por la ruta noroeste, cerca de Quintanar y José Terrero que la sitúa en el camino de Toledo a Murcia) y no olvida decir su nombre, se trata de Urda, cerca de Puerto Lapice por el noroeste, y esto es defendido con valentía y no sin cierta osadía. Según él las razones básicas que se dan para identificar el lugar son las siguientes:
1ª) A don Quijote lo daba el sol en la cara en su primera salida en un día de los calurosos del mes de julio dirigiéndose a Puerto Lapice, eso indica una procedencia del oeste y a una distancia de unos 40 Km., justo donde está Urda.
2ª) En la segunda salida, esta vez con Sancho Panza, recorre el mismo camino, se encuentra con unos molinos de viento (los de Consuegra y Madridejos) a unos 10 o 15 Km. del lugar de partida, pero para esto se necesita un pequeño desvío hacia el norte (a unos dos Km.) cosa que explica diciendo que en ese momento el sol les daba “a soslayo“ y no como en la primera (en la que al hidalgo el sol le causaba “más pesadumbre“, luego le daba de frente).
3ª) En el primer regreso, con Puerto Lapice necesariamente a su espalda, se encuentra con unos mercaderes toledanos que van a comprar seda a Murcia. Si trazamos una línea desde Toledo a P. Lapice y calculamos unos 40 Km. desde este último pueblo nos encontraremos con Urda.
4ª) Todo un prólogo para explicar que como nadie le hace unos versos iniciales los tiene que hacer él mismo. Los primeros y extraños versos que aparecen (son de pies cortados y muy misteriosos) se titulan “Al libro de don Quijote, URganDA la desconocida, y ahí se habla de unos “indiscreto hieroglíficos” y de no “fijarse en dibujos“.
5º) Cuando don Quijote llega molido a palos a su aldea tras su primera aventura pide al ama que mande llamar a la maga Urganda, que con sus famoso ungüentos curaba cualquier mal, y poco después el ama le dice que no se necesita a esa urgada, jugando con el nombre de la maga.
6ª) Si se observa bien en una edición princeps (se recomienda la de 1608) el dibujo que aparece en la “E” capital del comienzo de la narración “En un lugar de la Mancha …” se puede encontrar una posible pista para resolver este curioso jeroglífico del lugar ya que aparecen camufladas cuatro letras: U, R, D, A. Todo esto lo complica mucho Menard (demasiado en mi opinión) con una extraña demostración de una posible relectura de la profecía del barbero a don Quijote en la jaula de madera, donde por métodos sorprendentes y de dudoso academicismo llega otra vez al nombre de Urda, en un inaudito consorcio de una paloma tobosina (que resulta ser la mano zurda) y el león manchado de que se habla, de donde saca que cuando yoguiren en uno se vería LEO(NZ =T = yoguir en uno)URDA.
7ª) En la segunda parte del libro, una vez derrotado en Barcelona y de regreso a la aldea, pide permiso al Duque para continuar camino ya que es más propio de vencidos caballeros habitar en una çaURDA que no en reales palacios.
8ª) En su último libro (Persiles) desde el Quintanar llegan a un pueblo “de cuyo nombre no me acuerdo (así, en presente de indicativo)” tras una curiosa introducción a esta parte y donde se cuenta que hay dos alcaldes y uno de ellos ha estado cautivo en Argel (como Cervantes). Urda tenía dos alcaldes en aquella época pero además los nombres de dos regidores, Berrueco y Crespo, se corresponden con los pocos nombres que Cervantes asocia con el lugar de la Mancha en el Quijote. El apellido Cervantes también se corresponde con el de uno de los dos alcaldes que había en Urda en aquella época y fueron 22 los alcaldes de Urda con ese apellido, así como hay algún Crespo. En la confluencia de este pueblo con el Camino de la Ventas (Toledo-Sevilla) aparece la Vega de Esquivias y las Casas de la Vega de Esquivias, están en lo que ahora es la antigua Estación de Urda. Este pueblo perteneció a Alcázar de San Juan y éste a Montiel, lo que también coincide con lo que se dice en el Quijote, que al salir de su aldea hacia P. Lapice se encontraba en el Campo de Montiel o en sus contornos. Entonces se podría decir que no mentía Cervantes, porque los campos de Montiel comenzaban en los mismos términos municipales de Alcázar de San Juan, y conociendo como conocemos, que este comprendía el lugar del hidalgo, nada se contrapone geográficamente con la aseveración de lo novelado por Cervantes. Para más coincidencias tiene una cuestecita que subir y luego bajar para llegar a él desde Barcelona, tal y como se afirma en la última llegada, y además está rodeado de hermosas carrascas que podrían corresponderse con las mejores bellotas de la Mancha que según le habían asegurado a la duquesa eran famosas las de allí por su tamaño.
Todo esto ha sido explicado muy rápido pero si vemos los estudios de Menard más despacio y con más detalles es posible encontrar algo más de sustancia de la hasta ahora expuesta en pistas numeradas sin mucho orden y concierto. Presento ahora una relación comentada de las afirmaciones hechas por el estudioso francés en sus desordenados y casi ilegibles cuadernos, encontrados en una gran caja de cartón y rodeados de ciertos extraños caracteres tipográficos, para ociosos lectores aficionados a estos temas, sería, en una primera aproximación, la siguiente narración de los hechos:
LA SOMBRA DEL QUIJOTE ES ALARGADA
Menard se fijó en una ínfima y sutil pista, una menudencia, un comentario sobre un detallito, un verbo en singular en vez de plural (caminaua) y se puede sacar de aquí una pequeña y precaria pista orientativa. Éste es el pasaje en el que debemos fijar nuestros ojos:
“Acerto don Quixote a tomar la misma derrota y camino que el que el auia tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el qual caminaua con menos pesadumbre que la vez passada, porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigauan.”
Es un dato sobre la orientación del sol en el primer viaje regalada al comienzo del segundo de don Quijote, esta vez acompañado por Sancho Panza, y que unido a la dirección seguida:
“Autores ay que dizen que la primera auentura que le auino fue la del puerto Lapice, otros dizen que la de los molinos de viento;…”(cap.II Q1)
Nos indica que el rumbo es el mismo en los dos viajes pues después de los molinos también llegan a Puerto Lapice. Luego esta segunda aventura, ya con su escudero, ha de ser “la de los molinos de vientos”, y la primera, con nuestro hidalgo en solitario buscando y consiguiendo ser armado caballero por un ventero, ha de ser “la del puerto Lapice”. Y por si había alguna duda se afirma que estas dos primeras aventuras del Quijote, sólo o acompañado, discurren por “la misma derrota y camino que el que el auia tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel”.
Conclusión, por ahora, siempre que el hidalgo sale de su aldea lo hace por la misma dirección, hacia Puerto Lapice. Eso mismo pasará, según se verá, en la tercera y última salida hacia el Toboso. Y sabemos que cerca de la aldea hay una zona de molinos de viento, ya que los avistan al poco de salir por la mañana. Aunque en la primera salida no se dice nada del paisaje ya que el hidalgo iba triste por no haber sido aún armado caballero y caminaba ensimismado (“Yendo pues caminando nuestro flamante auenturero, yua hablando consigo mesmo”), no prestando atención al panorama.
La gran oportunidad que nos proporcionan estos datos es que nos permiten orientarnos desde un punto concreto, Puerto Lapice, y por la dirección en que el sol te castiga con sus rayos se puede deducir de donde ha de venir el Quijote para que vaya caminando “con menos pesadumbre que la vez passada”. Lo cual, a sensu contrario, quiere decir que en el primer viaje caminaba con más pesadumbre que en el segundo. Éste es un detalle gratuito que nos proporciona Cervantes y que pudiera tener interés a efectos de determinar la posición del sol, que parece ser la razón que explica la mayor pesadumbre (“porque, por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol, no les fatigauan”) y mayor fatiga, y que de alguna forma ha de ser una posición más frontal que hiere los ojos, y que el escritor contrapone a la ventaja que implica llevar los rayos del sol molestando la espalda o de lado (a soslayo).
De cualquier manera está claro que en el primer viaje el sol cegaba a Don Quijote, quizá por eso iba ensimismado y mirando hacia abajo sin fijarse en paisajes, mientras que en el segundo le hería menos, bien por ser la hora diferente (a pesar de ser también de las primeras horas de la mañana) o bien porque de alguna forma los rayos venían de lado. Por si queda alguna duda veamos la hora de salida de estos dos viajes:
1ª salida “… vna mañana, antes del dia, que era vno de los calurosos del mes de Iulio, se armó de todas sus armas, subio sobre Rozinante, … , y, por la puerta falsa de vn corral, salio al campo con grandissimo contento y alboroço de ver con quánta facilidad auia dado principio a su buen desseo. Mas apenas se vio en el campo quando …”
2ª salida “vna noche se salieron del lugar sin que persona los viesse; en la qual caminaron tanto, que, al amanecer, se tuuieron por seguros de que no los hallarian aunque los buscassen.”
Vemos que es al alba cuando se producen las escapadas y por lo que respecta a la hora en que el solitario hidalgo había pasado por el mismo sitio un mes antes no podía diferir mucho. Aún así no se excluye un pequeño desvío en algún momento de esa misma derrota y camino ya que se topan con unos molinos de los que no se dice nada en la primera salida (aunque sí en el regreso de ésta, un labrador de su aldea que viene de un molino es el que le recoge apaleado y le lleva a su casa).
Volvamos al detalle objeto de atención, caminaua, un verbo en singular que sólo puede estar referido al solitario hidalgo en su primer viaje, y a este verbo está unido a “menos pesadumbre … herirles a soslayo … no les fatigauan.”De todo esto se deduce que el sol está dando más bien de frente al caminante solitario, del cual se dice que: “Con esto caminaua tan despacio, y el sol entraua tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuuiera.” ¿Por donde le entraua el sol a Don Quijote, por el cogote o de frente en la sesera? ¿hacia donde se extendía la sombra de Rocinante? ¿no van todas las sombras apuntando hacía el oeste en las calurosas mañanas del mes de julio, y demás meses, en la Mancha y otras latitudes en el mundo?. El sol, el rubicundo Apolo, no deja de hacer apariciones en esta salida y tiene su importancia, es la primera referencia de un pre-Cide Hamete Benengeli , sabio encantador que según el cabizbajo hidalgo debería comenzar la historia de sus hechos mencionándole.
La cuestión es ¿de qué lugar del oeste viene el que va hacía el este? Y aquí hay que tener en cuenta que en julio en Puerto Lapice el sol sale por Tortosa y se va acercando poco a poco al horizonte valenciano, agachándose al sur al avanzar y cruzar la tierra. Si yendo al este, primero te ladeas ligeramente al nordeste (mirando a la desembocadura del Ebro) y luego vas girando poco a poco al sur así lograras que te de el sol en la cara el máximo posible de tiempo a lo largo de la mañana. Si este fuera el caso sería posible imaginar en un mapa un punto (Puerto Lapice) y a su noroeste una línea algo curva, por los sobredichos giros, que partiría de un lugar situado a unos 40 o 50 Km. al noroeste, y desde allí se acerca elevándose suavemente y luego cayendo hacia el sureste y llegar al punto, ese sería el camino que siguió el Quijote. Sólo hay que ir a un buen mapa y mirar en esa dirección y distancia y ver si por casualidad en esa zona de los Montes de Toledo hay algún solitario pueblo.
DE TOLEDO A MURCIA PASANDO POR PUERTO LAPICE
En el regreso del solitario hidalgo de su primera salida, ya armado caballero, tras la aventura del pastor Andrés y su amo Juan Haldudo el rico, vecino del Quintanar, prosigue camino a su aldea y …
“… En esto, llegó a vn camino que en quatro se diuidia, y luego se le vino a la imaginacion las encruzexadas donde los caualleros andantes se ponian a pensar quál camino de aquellos tomarian, y, por imitarlos estuuo vn rato quedo, y, al cabo de auerlo muy bien pensado, solto la rienda a Rozinante, dexando a la voluntad del rozin la suya, el qual siguio su primer intento, que fue el yrse camino de su caualleriza. Y auiendo andado como dos millas, descubrio don Quixote vn grande tropel de gente, que, como despues se supo, eran vnos mercaderes toledanos que yuan a comprar seda a Murcia … Apenas los diuisó don Quixote, quando … se afirmó bien en los estribos, apreto la lança, llegó la adarga al pecho, y, puesto en la mitad del camino, estuuo esperando que aquellos caualleros andantes llegassen, …”
Creo que lo de la encrucijada es para despistar, se dice antes y después que Rocinante va pensando en llegar a su establo y estará eligiendo el camino más corto posible. Nuestro hidalgo tiene a su espalda Puerto Lapice (de donde viene) y va de frente a su aldea cando se encuentra con unos toledanos que van a Puerto Lapice para dirigirse después a Murcia. No hay que ser un lince para ver que si trazamos un camino de Toledo a Puerto Lapice en algún punto de este camino se encontraran los toledanos con el recién armado caballero, y la distancia a Puerto Lapice debe ser corta (todo lo que haya podido caminar Rocinante descontando el tiempo perdido en la aventura de Andrés).
Tampoco hay que ser un halcón para vislumbrar que siguiendo por ese camino hacia Toledo se llega a su aldea, que debe estar cerca pues sólo le costó una jornada de rocín hacer la ida completa. Pero no puede continuar porque le han molido a palos y en el suelo no puede levantarse debido al peso de su armadura y así no se le ocurre otra cosa que ponerse a recitar un romance “¡O, noble Marques de Mantua, mi tio y señor carnal! Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acerto a pasar por alli vn labrador de su mesmo lugar y vezino suyo, que venia de lleuar vna carga de trigo al molino, … “.
El labrador le lleva en su burro a la aldea y allí en su casa le están esperando su sobrina, el ama, el cura y el barbero, y les dice “Tenganse todos; que vengo mal ferido por la culpa de mi cauallo. Lleuenme a mi lecho, y llamese, si fuere possible, a la sabia Vrganda, que cure y cate de mis feridas.» «¡Mirá en hora maça», dixo a este punto el ama, «si me dezia a mi bien mi coraçon del pie que coxeaua mi señor! Suba vuestra merced en buen hora; que, sin que venga essa Vrgada, le sabremos aqui curar.”
Para ir desde Madrid o Esquivias o Toledo hacia Andalucía Cervantes casi siempre utilizó una vieja ruta que se llamaba camino de las Ventas o camino de la Plata. Desde Toledo se dirigía hacia Mora, Malagón, Ciudad Real y Almodóvar hacia Córdova y Sevilla. Pero paralela a esta ruta había otra que se estaba poniendo de moda, por Aranjuez, Ocaña, Puerto Lapice hasta Despeñaperros (que entonces no existía como puerto, sino que se cruzaba por otros dos puertos cercanos: por el Puerto del Muradal hasta fines del siglo XVI y por Puerto del Rey a partir de esta fecha).Y para conectar una vía con otra, aparte de la ruta de Consuegra y Madridejos, existía un lugar entre Mora y Malagón donde había un desvío que pasando entre el sur de Consuegra y Madridejos (y de sus famosos molinos de viento) y bordeando la Sierra Calderina (últimos Montes de Toledo) se llega a Puerto Lapice, gran cruce de caminos hoy y entonces y desde donde también salen caminos a Murcia o al Toboso.
Ese desvío conectaba las dos grandes rutas hacia el sur y por ahí podían los mercaderes toledanos encontrar un atajo para llegar hasta los árboles de moreras y gusanos de seda murcianos. Estaría al oeste de Puerto Lapice, exactamente de donde viene Don Quijote con o sin Sancho Panza, y vemos que la sombra y la seda parecen indicar esta dirección contraria a todas las hipótesis sostenidas hasta ahora por los buscadores y descubridores del lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acodarme.
Pero existe un solitario lugar justo en ese desvío y entre 1587 y 1900 se halla entre la lista de sus alcaldes el apellido Cervantes en 22 ocasiones y Crespos en tres (en su último libro, el Persiles, se habla de un sitio cerca de Quintanar de la orden, “un lugar de cuyo nombre no me acuerdo”, que tiene un regidor llamado Crespo), a veces tenían dos alcaldes a la vez y la lista comienza así:
1 Feb 1587 Gonzalo Díaz Guerrero
11 Oct 1587 -1 Dic 1588 Francisco Guerrero y Juan García Crespo
6 Sep 1595 Juan Gallego y Francisco de Lora
Feb 1598 López de Cervantes y Francisco de Lora
1594-1605 Juan López de Cervantes y Tomas Díaz
14 sep 1603 Francisco Lorencio y Fernández
1607 Francisco Lorencio y Juan García Crespo
1607 1608 Juan Gallego
1609 Juan López de Cervantes
21 feb 1612 Juan Gallego
30 nov 1612 Juan López de Cervantes (que sigue hasta 1623),
etc.
(También el nombre del otro regidor, Berrueco, aparece en el Persiles y en el Quijote referidos a personas de ese lugar)
Pues bien, el sobredicho pueblo pertenecía a Alcázar de San Juan (Ciudad Real) pero en 1833 pasó a ser de la provincia de Toledo. Las divisiones por distritos provinciales no estaban muy claras en aquella época y Alcázar perteneció al distrito de Montiel en alguna ocasión (véanse “Alcázar Cervantino. Los Campos de Montiel en la Ruta del Quijote (Ángel Ligero Móstoles)” este erudito historiador fallecido hace poco decía que este pueblo perteneció a Montiel, y a su vez que Urda pertenecía a Alcázar, lo cual puede indicar que Urda estaba comprendido en el Campo de Montiel), en cualquier caso podía estar en sus contornos, lo cual sería una suerte donde verías:
“… el aliuio tuyo en hallar tan sinzera y tan sin rebueltas la historia del famoso don Quixote de la Mancha, de quien ay opinion por todos los habitadores del distrito del campo de Montiel, que fue el mas casto enamorado y el mas valiente cauallero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos …”

A URganDA LA DESCONOCIDA MAS LE CONVIENE ABITAR UNA ÇAURDA
En un lugar de la Mancha, cuyo nombre, si no me acuerdo mal, es Urda, ha mucho tiempo que se produce el fenómeno geográfico estar en el camino de la Plata, entre Mora y Malagón, y tener un desvío al este por el que, tras contemplarse un bello espectáculo de molinos de viento (en aquella época 21 en Consuegra y al lado 11 en Madridejos) se puede llegar a Puerto Lapice en unos 40 o 50 Km. siguiendo la dirección noroeste y luego bajando suavemente y por tanto a tiro de jornada de rocín.
Piense, investigue, planee, trame, teja, deshile desenrede, maquine, aclare, pártase la cabeza, desentrañe, haga lo que sea pero urda algo, ¿hace alguna referencia Cervantes al nombre de este lugar de forma abierta o cerrada, con sutilezas o gracejos? Jamás escribe ese nombre y no da pistas y si muchos despistes. Pero en el prólogo del comienzo del libro hace muchas maniobras para decir que (pobrecito él) su historia no podrá salir a luz porque aunque:
“Solo quisiera dartela monda y desnuda, sin el hornato de Prologo, ni de la inumerabilidad y catalogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te se dezir, que, aunque me costo algun trabajo componerla, ninguno tuue por mayor que hazer esta prefacion que vas leyendo. Muchas vezes tomé la pluma para escriuilleé, por no saber lo que escriuiria; y estando vna suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mexilla, pensando lo que diria, entró a Alcázar deshora vn amigo mio, gracioso y bien entendido, el qual, viendome tan imaginatiuo, me preguntó la causa, y no encubriendosela yo, le dixe que pensaua en el Prologo que auia de hazer a la historia de don Quixote, y que me tenia de suerte que ni queria hazerle, ni menos sacar a luz las hazañas de tan noble cauallero.”
Parece que el libro no podrá publicarse nunca, sobre todo por falta de unos versos al principio, pero no unos versos de cualquiera, de oficiales (del oficio de escritor) amigos no valen aunque los reconozca mejores, han de ser de gente de categoría, y lo cuenta así:
“Tambien ha de carecer mi libro de sonetos al principio, a lo menos de sonetos cuyos autores sean duques, marqueses, condes, obispos, damas o poetas celeberrimos. Aunque si yo los pidiesse a dos o tres oficiales amigos, yo se que me los darian, y tales, que no les ygualassen los de aquellos que tienen mas nombre en nuestra España.”
Pero el amigo gracioso le da una idea que le sacará de este atasco: que los haga el mismo y se invente los nombres, así se lo explica:
“Lo primero, en que reparays de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personages graues y de titulo, se puede remediar en que vos mesmo tomeys algun trabajo en hazerlos, y despues los podeys bautizar y poner el nombre que quisieredes, ahijandolos al Preste Iuan de las Indias, o al Emperador de Trapisonda, de quien yo se que ay noticia que fueron famosos poetas, y quando no lo ayan sido, y vuiere algunos pedantes y bachilleres que por detras os muerdan y murmuren desta verdad, no se os de dos marauedis, porque ya que os aueriguen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo escriuistes.
Y su única mano (libre del peligro de ser cortada) se lanza a la aventura de preparar unos versos introductorios que parecen tener mucha importancia para él, ha maquinado un prólogo para explicar su existencia y además se ha tomado algun trabajo de componerlos. Pero se trata de una trama literaria, él si que tiene amigos oficiales que le hagan ese trabajo, así se ve obligado a decirlo, ya que tenía muchos contactos y amigos como demuestra el hecho de haber escrito 20 años antes el Canto de Calíope en la Galatea (citando en verso a muchos poetas y haciendo el papel de revista literaria) y como años después lo repetiría más ampliamente en El Viaje del Parnaso. Lo cual demuestra que tenía vastos conocimientos de quien era y no era en el ambiente literario de la época, y muchas descripciones nos lo muestran cómo alguien especialmente simpático y bien relacionado con todos. Al contrario de lo que se suele decir por muchos comentaristas para explicar que su carencia de amigos le obliga a escribir ese prólogo lamentándose y esos versos por no tener quien se los haga. Puro cuento.
Estos versos que siguen al prólogo y que anteceden al comienzo desmemoriado del texto tienen una importancia indudable para Menard, aquí piensa él que sí se ha de decir que no hay nada escrito por azar en el Quijote.
El primero de este grupo de poemas es uno de pies cortados (se come la parte final) y cuya parte eliminada se muestra entre paréntesis. Se titula Al libro de don Qvixote de la Mancha Vrganda la desconocida, y tiene partes curiosas y oscuras, intrigantes, extrañas, empieza así:
Si de llegarte a los bue-(nos),
libro, fueres con letu-(ra),
no te dira el boquirru-(bio)
que no pones bien los de-(dos).
Mas si el pan no se te cue-(ce)
por yr a manos de idio-(ta),
veras, de manos a bo-(ca),
aun no dar vna en el cla-(vo);
si bien se comen las ma-(nos)
por mostrar que son curio-(sos).
Y, pues la espiriencia ense-(ña)
que el que a buen arbol se arri-(ma)
buena sombra le cobi-(ja), …
Más adelante retomaremos otras partes de este poema, por ahora conformémonos con que son de Vrganda la desconocida, y que ese nombre se parece algo al nombre del desvío en la ruta imperial, siendo lo único que se acerca a una posible referencia velada y sutil si no fuera porque aparece otra en el segundo libro del Quijote, ya derrotado en Barcelona y de vuelta por tierras de Aragón y en casa de los Duques “Don Quixote les suplicó le diessen licencia para partirse aquel mismo dia, pues a los vencidos caualleros, como el, mas le conuenia abitar vna çaurda que no reales palacios.”
Una çaurda (zahúrda) es una pocilga y no es mal sitio para purgar penas, pero al estar asociado a “partirse” y “abitar “, y teniendo en cuenta que está partiendo hacia su aldea y habita normalmente en ella no deja de ser significativo usar este termino.
NO INDISCRETOS HIEROGL(FICOS) ESCONDAS EN EL ESCU(DO), pero sobretodo NO TE FIJES EN DIBU(JOS) NI EN SABER VIDAS AJE(NAS)
Retomando ahora los versos de Urganda en otro lugar vemos que sigue con frases oscuras, tales como:
No indiscretos hierogli-(ficos)
estampes en el escu-(do);
que, quando es todo figu-(ra),
con ruynes puntos se embi-(da).
Si en la direccion te humi-(llas),
no dira mofante algu-(no):

No te metas en dibu-(jos),
ni en saber vidas age-(nas);
que en lo que no va ni vie-(ne)
passar de largo es cordu-(ra).
Que suelen en caperu-(za)
darles a los que grace-(jan);
mas tu quemate las ce-(jas)
solo en cobrar buena fa-(ma);
que el que imprime neceda-(des)
dalas a censo perpe-(tuo).
Pero a alguien se le ocurrió no hacer caso de esas recomendaciones y decidió meterse en dibujos buscando indiscretos jeroglíficos, esto es lo que hizo el insigne erudito galo Pierre Menard, el cual investigó éste y otros muchos aspectos del Quijote, su documentación inédita constituye la base de este estudio. En uno de sus cuadernos se encuentra un riguroso estudio de la primera letra que viene escrita en las ediciones princeps, en la “E” capital con la que comienza “En un lugar de la Mancha…” donde aparecen dibujos que pensó que se podría esconder la solución a algún indiscreto jeroglífico.
Pierre Menard debió pasar muchas horas observando detenidamente cada detalle, cada rincón, e incluso llegó a copiar el dibujo hasta tres veces a lápiz y dos más a pluma en uno de sus emborronados cuadernos. Parece que lo que buscaba eran letras camufladas ya que creyó haber descubierto una “A” disfrazada de chimenea en el tejado de la casa que aparece tras la “E”.
En la esquina derecha del grabado parecía verse una especie de “U” (con los rabitos inclinados hacia la izquierda como en la tipografía del libro) entre la torre de la casa y el final del rabo superior de la “E”, y a continuación de la supuesta “A”. En su análisis de la estampa apunta haber encontrado una “R” y una “d” a la vez, puestas apaisadas y en dirección contraria, todo valía, haciendo frontera con la “A”, quiérese decir con la chimenea, por su lado izquierdo, que tocaba la parte superior de la “R” y la inferior de la “d“.
Pero aquí no acaba este asunto, pues no tenía muy claro si se trataba de la “R” o de la “d”, que ambas cosas parecían, pues no pudo o no quiso decidirse si por bacía o por yelmo, también podía tratarse de un baciyelmo o de un caso de “Rd”. Así, buscando y rebuscando esa maldita “D” en solitario, creyó por fin haberla encontrado en la torre de la esquina superior derecha, con un gorrito que sería el tejadillo de la sobredicha torre. Considera que es una “D“ mayúscula y la ventana hace el hueco que ésta debe tener. Sea como fuese opinó que el problema, aunque no muy bonitamente, estaba medio resuelto. Y así se consideró coronado por el éxito en esta aventura de la “E” capital escondiendo vil y ladinamente R A U D.
OTRAS CURIOSAS NIÑERIAS INDIGNAS DE CONTARSE: EL INAUDITO CONSORCIO DE LEONZURDA
A partir de aquí se dejan las explicaciones serias sobre el lugar de la Mancha, lo que sigue se ha de interpretar a modo de divertimento, de juego, de especulación pura y dura, pero ya que son las teorías de Pierre Menard y debo exponerlas en lo que se refiere a este enigma para que no queden fuera de los anales de la Mancha y como las cosas siempre se pueden poner peor, pues una cosa lleva a la otra, y si no quieres caldo, tres tazas, Pierre Menard, vistos los indiscretos hieroglíficos estampados en el escudo en los versos de Urganda, también se fue a fijar en la portada del libro, por si había algún otro jeroglífico escondido en dibujo.
Allí se ve un león dormido con los ojos abiertos y un halcón despierto con los ojos tapados por una caperuza (quizá esperando la luz tras las tinieblas) que está sobre un brazo que sale de entre unas nubes. ¿Qué relación tenía con el enigma? Podría pensarse que mientras uno está dormido con los ojos abiertos el otro esta despierto con los ojos cerrados, así el lema que circunvala el escudo, SPERO LUCEM POST TENEBRAS, no aclara cuál de los dos está esperando salir a la luz tras tantos tenebrosos siglos aguardando una supuesta presa, a oscuras o dormido.
Se acuerda de la profecía que el barbero hace a don Quijote (encerrado en una jaula de madera) donde para que no trate de escaparse y esté tranquilo le dice con voz grave y profunda:
“¡O Cauallero de la Triste Figura, no te de afincamiento la prision en que vas, porque assi conuiene para acabar mas presto la auentura en que tu gran esfuerço te puso! La qual se acabará quando el furibundo leon manchado con la blanca paloma tobosina yogiren en vno, ya despues de humilladas las altas ceruices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldran a la luz del orbe los brauos cachorros que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre. Y esto sera antes que el seguidor de la fugitiua ninfa faga dos vegadas la visita de las luzientes imagines, con su rapido y natural curso. “
Así que ya tenemos a Menard especulando sobre un inaudito consorcio, un león y una paloma, pero para mayor chasco en la portada del Quijote no aparece esa paloma sino un oscuro pájaro cetrero, un halcón seguramente, que poco tiene que ver con una blanca paloma, si no es el antagonismo puro, como el de ser ave rapaz y presa, la primera debe atrapar a la segunda, siendo pues enemiga y contraria una de la otra. Pero en el Persiles (cap. XVIII) hay un poema que comienza:
“Huye el rigor de la inuencible mano
Advertido, y encierrase en el arca

el dilatado asylo el soberano
Lugar rompe los fueros de la Parca
Vense en la excelsa maquina encerrarse
El leon, y el cordero, y en segura
Paz la paloma al fiero alcon unida,
Sin ser milagro lo discorde amarse, …”
Entonces decidió mirar con más atención esos primeros versos del Quijote, y se lanzó a seleccionar las frases que le parecían más interesantes y convenientes para sus sospechas, pues no iba a notar, curioso, la similitud de su situación, no dando una en el clavo y comiéndose las manos (palabra que aparece cuatro veces en el poema) o viendo otros donde se alcanza la blanca paloma tobosina a fuerza de brazos, pues ¿no es verdad que aparece un brazo?,el izquierdo de alguien, sosteniendo un halcón encapirotado: “alcançó a fuerça de bra-(zos) a Dulzinea del Tobo(so)”.
Y la caperuza, ¿no lleva el halcón una? Escribe en uno de sus comentarios sobre los versos de Urganda como si fueran una especie de guía espiritual, misteriosa pero con poderes esclarecedores, para toda esa historia, donde se debe leer al revés todo lo que pone y dice. No hay que andarse con pies de plomo, hay que sacar a luz papeles, ir a tontas y locas, así acaba el poema de Urganda:
Aduierte que es desati-(no),
siendo de vidrio el teja-(do),
tomar piedras en las ma-(nos)
para tirar al vezi-(no).
Dexa que el hombre de juy-(cio) en las obras que compo-(ne) se vaya con pies de plo-(mo); que el que saca a luz pape-(les) para entretener donze-(llas), escriue a tontas y a lo-(cas).
Antes hay un verso, “Si en la direccion te humi-(llas)” ¿qué puede querer decir? ¿quién habrá de humillarse, el león o lo paloma? Todo esto puede parecer baladí pero esa pregunta significó mucho trabajo para Menard, que se dedicó a hacer innumerables combinaciones de inauditos consorcios entre leones y palomas, y hasta con halcones y gerifaltes. Llego a rellenar innumerable hojas colocando las letras de león para arriba y para abajo, dirigiéndose a las letras de paloma, cruzadas en la “o” y en la “l”, únicas letras entreverables comunes a ambas palabras, que se cruzaban tratando de yoguir en el blando lecho matrimoñesco. Montones de ensayos quitando la paloma y poniendo un halcón, cosa inaudita, u otra idea que tenía siempre buscaba cruzando las letras comunes. Buscó relación con la palabra cetrería y derivados y también lo había intentado con Dulcinea, y hasta con la mano y el brazo que salen entre las nubes y con la caperuza que quitaba la luz al halcón. Puede decirse que lo intentó todo.
Pero un día volvió con otra idea. Pues habiendo leído otro párrafo de la segunda parte del Quijote (QC Cáp. 30) “En la mano izquierda traía un azor, señal que dio a entender a don Quijote ser aquella alguna gran señora, … Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo el Caballero de los Leones besa las manos … “ Llegó a pensar que se trataba de un azor mejor que un halcón, e iba en su mano izquierda, lógicamente, pues con la derecha se quita la caperuza cuando es menester hacerlo y se es diestro. Y se encuentra con lo que él llega a considerar otra nueve pista al respecto, se trata de un pasaje en el Quijote de 1615 al final de la dilatada aventura de Clavileño, en el que en una nueva profecía se vuelve a hablar de la blanca paloma y de los pestíferos girifaltes que la persiguen, de los que se verá libre cuando Sancho se dé los azotes estipulados, tras los cuales quedará la paloma en los brazos de su querido arrullador, tal y como ordena Merlín: “… la blanca paloma se vera libre de los pestiferos girifaltes que la persiguen y en braços de su querido arrullador, que assi estâ ordenado por el sabio Merlin protoencantador de los encantadores.”
Pero qué quiere decir eso de “en los brazos de su querido arrullador”, ¿tiene que ver algo con los brazos?, y lo de “arrullador”, ¿es que el león se convierte en palomo? Le parecía claro que alguna relación con los brazos había de haber, y si era uno de estos quedaba patente que el izquierdo era el que sujetaba con su mano al azor.
Mas un día debió llegar con una inspiración especial, se le ocurrió en malahora la posibilidad de que si la blanca paloma tobosina no fuera definitivamente otra cosa que su mano izquierda, caso ya visto, ahora había decidido que ésta también puede ser llamada la zurda, cual también había visto que Sancho oyó que el ventero se llamaba Juan Palomeque el Zurdo, con su algo de paloma y todo. Anagramatizó este nombre y, teniendo en cuenta que Juan lo vio escrito Iuan (con una “i”) y después de estrujarse la cabeza largo tiempo encontró que clandestinamente se decía: “león y dura, luz ¡qué poema!”. ¿tendría algo que ver dura con raud?
Demasiadas coincidencias, debió pensar. Y hete aquí que en uno de sus ensayos de inaudito consorcio no se le pasó otra cosa por su entreverada cabeza la blanca paloma tobosina era la mano zurda y fue a poner la siguiente figura, con león, humillándose inauditamente al revés, y todo:
L
E
O
T U R D A
Pues creyó a pies juntillas haber resuelto alguna esquina del enigma, la prueba del nueve para él está en las palabras “… Y esto será antes que el seguidor de la fugitiua ninfa faga dos vegadas la visita de las luzientes imagines, con su rapido y natural curso.” El sol es el seguidor de la fugitiva ninfa y las lucientes imágenes son los signos del zodiaco, entre los que se cuenta Leo, pero Ursa, la osa, que puede ser la mayor o la menor, no un signo del zodiaco, esto parece que le daba igual a Menard. Las dos vegadas las relaciona con el cruce, con su rápido y natural curso, de la N final de león y la Z primera de zurda, que no zursa, y no ve la luz de este detalle, que considera menor y no mayor (no es lo mismo urda que ursa). De esta forma ha conseguido “leer“ algo en el dibujo de la portada: leo urda.
Pero esta portada no es exclusiva del Quijote, era una portada que esa imprenta ponía a muchos libros, incluso otras obras de Cervantes, por ejemplo las Novelas Ejemplares, y muchos otros libros de otros autores y temas impresos por Juan de la Cuesta, tenían el mismo emblema como portada.
Así, tiempo después, José de Benito, cayendo en la misma tentación, hacia 1960 descubrió un anagrama según el cual tras “EL CABALLERO DE LOS LEONES” se escondía la vuelta “ES EL AÇOR DEL BLASON, LEELO”. No creo que Menard llegara a saber este caso, pero si lo hubiese conocido lo hubiera considerado sin duda signo y señal inequívoca de que estaba en el camino de la verdad no revelada.
Pierre Menard nunca llegó a descubrir este pueblo cerca de Puerto Lapice sino que buscó en algún diccionario y encontró un pueblo llamado Urdax, en la frontera entre Navarra y Francia, con un monasterio famoso y con una “X” a la que no sabía si darla las gracias o una patada. Estaba demasiado lejos, pero la “X” coincidía plenamente con el cruce de la “N” y la “Z”, aunque su posición no era la que a él le hubiera gustado. Sin estar contento del todo, aún así pensó que nadie había llegado tan lejos en la búsqueda del lugar. Y esto era cierto, nadie había llegado a buscarlo jamás tan lejos, por Navarra, casi en Francia. Se necesitaría un Clavileño volador más que un Rocinante para llegar en una jornada a Puerto Lapice.
LOS ANAGRAMAS NI NOS DICEN CUÁL ES EL LUGAR NI CUANDO SE DESCUBRIRÁ, POR ESO EL ENIGMA DURA
Por último viene lo menos serio de esta historia, es sólo una curiosidad o mejor una casualidad pero si tomamos las letras de la primera frase y las combinamos en anagramas tenemos que pueden salir dos nuevas frases:
EN VN LUGAR DE LA MANCHA, DE CUYO NOMBRE NO QUIERO ACORDARME, NO HA MUCHO TIEMPO QUE VIUÍA UN HIDALGO DE LOS DE LANÇA EN ASTILLERO, ADARGA ANTIGUA, ROZIN FLACO Y GALGO CORREDOR.
=
1º) QUE LUGAR DE LA MANCHA CUYO NOMBRE NO +
2º) ACRARMETIEVUAUNGDELSASE + ODMPOIÍHIDALOOTILLRO
(=Miguel Cervantes Saavedra) +
3º) EN VN DE QUIERO NO HA MUCHO DE LANÇA EN ADARGA ANTIGUA, ROZIN FLACO Y GALGO CORREDOR
=
EL ANAGRAMA DICE QUE EL LUGAR DE LA MANCHA, ALDEA POR MUCHO HONOR, CUYO NOMBRE FINGÍA NO
RECORDAR EL AUTOR,
NI DIGO CUAL, NI DIGO QUANDO, HOY LO CONTÓ MIGUEL CERVANTES SAAVEDRA

Y también =
EL ANAGRAMA DICE QUÉ LUGAR
PERDIDO DE LA MANCHA,
CUYO NOMBRE FINGÍA
NO RECORDAR EL AUTOR,
Y ALGO QUE, COMO NINGUNO HALLÓ Y NO HA DICHO,
¡DURA! LO CONTÓ MIGUEL CERVANTES SAAVEDRA
Como vemos el enigma lo que es durar dura mucho, y el que quiera que no dure ¡que urda!
EL ANAGRAMA DICE QUE EL LUGAR DE LA MANCHA, ALDEA POR MUCHO HONOR, CUYO NOMBRE FINGÍA NO RECORDAR EL AUTOR, NI DIGO CUAL, NI DIGO QUANDO, HOY LO CONTÓ MIGUEL CERVANTES SAAVEDRA

Concluyendo ¿qué hacen esas letras escondidas en una E? ¿hacia donde se orientaba la apesadumbrada sombra del Quijote la mañana de su primera escapada? ¿cómo, saliendo de Puerto Lapice, te puedes encontrar a alguien que va de Toledo a Murcia si no vas hacía el oeste o mejor al noroeste, nunca al este? y a una jornada de rocín en esta dirección sólo hay un lugar posible.
¿Cuál es el lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme?
Adivina adivinanza
¿de donde venía Sancho Panza?