lunes, 8 de diciembre de 2008

1º) enigma : Tres hijos que de vna madre

En la Primera parte de la Galatea (1585) y ya acercándose a sus páginas finales se plantean entre los pastores ocho preguntas (adivinazas) que han de ser formuladas y resueltas en orden, se llama jugar a preguntas y respuestas, o a qué es cosa y cosa o, entre los niños, a qué es cosi-cosi. La quinta de ellas tiene gracia y es interesante, es así:
Elicio
Es muy escura y es clara;
tiene mil contrariedades:
encúbrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Nasce, a veces, de donaire,
otras, de altas fantasías,
y suele engendrar porfías
aunque trate cosas de aire.
Sabe su nombre cualquiera,
hasta los niños pequeños;
son muchas y tiene dueños
de diferente manera.
No hay vieja que no se abrace
con una destas señoras;
son de gusto algunas horas:
cuál cansa, cuál satisface.
Sabios hay que se desvelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
cuanto más sobre ello velan.
Cuál es nescia, cuál curiosa,
cuál fácil, cuál intricada,
pero sea o no sea nada,
decidme qué es cosa y cosa.
La respuesta es la propia respuesta (la solución de la adivinanza es la propia adivinanza) rizando el rizo al misterio a adivinar.
Pero en la octava y última adivinanza un acontecimiento dramático pastoril impide dar la solución que parece quedar como para más adelante y finalmente es olvidada o relegada para la siguiente entrega a modo de “continuará“ (en la segunda parte de la Galatea, prometida hasta el final de los días del autor y jamás publicada) y en definitiva nos quedamos sin saber la solución. Se trata pues de un juego muy completo de ocho adivinanzas y siete soluciones más un intríngulis por resolver.
Este hecho ha sido poco o nada señalado y menos comentado y como consecuencia de esto nadie en 429 años nos ha podido proporcionar la solución. Así esta adivinanza olvidada por todos de resolver ha pasado desapercibida al gran público y a los escudriñadores cervantistas más detallistas y avizores. Ésta octava y última de las adivinanzas es así:
GALATEA
Tres hijos que de vna madre
nascieron con ser perfecto,
y de vn hermano era nieto
el vno, y el otro padre;
y estos tres tan sin clemencia
a su madre ma[l]tratauan,
que mil puñadas la dauan,
mostrando en ello su sciencia.
Considerando estaua Blanca lo que podia significar la enigma de Galatea, quando vieron atrauessar corriendo, por junto al lugar donde estauan, dos gallardos pastores, mostrando en la furia con que corrian que alguna cosa de importancia les forçaua a mouer los passos con tanta ligereza, y luego …” .
Y luego, desde aquí hasta el final, se olvida el asunto de los tres hijos tan perfectamente crueles con su madre y que a la vez se mostraban tan científicos dándola mil puñadas.
Comentado este hecho a la muy sagaz filóloga y erudita en temas cervantinos Encarna Rodríguez Bermúdez, retirada a su Galicia para escribir una importante tesis sobre “El artista y las disciplinas del afuera: magia, divinidad e irracionalidad”, estuvo mágica y divina pero no así irracional al contestarme poco tiempo después que la respuesta acertada era “la mano” y me lo dijo como si nada teniendo en cuenta que me había estado desgañitando durante tres años con la solución de este caso.
La mano da puñadas, aporrea las narices, llama a las puertas normalmente con los nudillos de sus tres dedos centrales, que presentan una cierta perfección en su aspecto y parecen ser hermanos, así de cualquiera de ellos era nieto el uno (el meñique) y el otro (el pulgar) era padre. Así tenemos a los cinco dedos y a la madre (la mano), a la que le dan mil y más puñadas mostrando en ello su ciencia.

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